Los 7 retos a los que te enfrentarás como cuidador

Madre e hijo caminándo juntos por la playa

Un familiar, un ser querido, un amigo. Cuidar de ellos puede ser difícil, pero al mismo tiempo, muy gratificante. Descubre los 7 retos habituales a los que se enfrentan los cuidadores y lee estos consejos para superarlos.

1. Tus emociones

La vida puede sorprenderte, e igual de sorprendentes pueden ser tus reacciones ante lo que te espera. Cuando te conviertes en cuidador de un ser querido, a veces, en tu día a día, puedes experimentar sentimientos negativos. No te culpes, porque ambos os encontráis en una situación completamente nueva en la que es natural sentir emociones negativas.

Si, al cuidar de un ser querido, a veces experimentas sentimientos negativos, intenta no culparte. Ambos os encontráis en una situación completamente nueva en la que es natural sentir emociones negativas como frustración e ira.

Reflexionar sobre tus sentimientos puede ayudarte. Piensa en lo que podrías hacer para evitar las situaciones que te provocan reacciones negativas. Si te entiendes a ti mismo podrás actuar con más eficacia y cuidar mejor de tu ser querido.

2. Cambios de humor

Sí, en un momento te sientes bien y al siguiente te abruman tus emociones. Esto es perfectamente normal. Ten en cuenta también que el estado de ánimo de la persona a la que cuidas puede afectar al tuyo.

Como cuidador, mantienes una relación muy estrecha con la persona a la que cuidas. Tu estado de ánimo puede fluctuar entre el amor y la ira o entre el optimismo y el pesimismo. Es bueno aceptar estos sentimientos negativos y dejarlos pasar. Para aliviarlos, simplemente centra tu atención en el cuidado de tu ser querido.

Un consejo: cuando estés de mal humor, detente un momento, respira hondo y exhala lentamente. Si puedes, tómate un descanso y dedícate cinco minutos exclusivamente para ti. Ambas cosas te harán sentir mejor y podrás ser un mejor cuidador.

3. Aislamiento

A veces puedes sentirte aislado. Es comprensible. Compartir tus sentimientos con otras personas te ayudará a superar la sensación de aislamiento.

Recuerda: aunque las personas que te rodean tengan buenas intenciones, puede que no sepan cómo ayudarte o que tengan miedo de enfrentarse a ti. Por tanto, habla abiertamente de tus responsabilidades como cuidador, sin intentar despertar simpatía. De este modo, es más probable que tus interlocutores te ofrezcan la ayuda que necesitas para cuidar de tu ser querido.

4. Problemas de comunicación

Para ayudar a alguien, hay que entenderle. Esto puede resultar difícil si la persona a la que cuidas presenta déficits en las funciones cognitivas, algún tipo de demencia o enfermedades como Alzheimer.

En esos momentos, mantén la calma. Intenta explicar tus razones o pide a la persona a la que cuidas que explique las suyas, tantas veces como sea necesario para la comprensión mutua.

La paciencia ayuda a superar los malentendidos y el estrés causados por una mala comunicación, pero sobre todo te hará mejor cuidador.

5. Problemas de gestión del tiempo

Lo quieran o no, los cuidadores tienen que ocuparse de varias cosas al mismo tiempo. Por eso es importante saber gestionarlo con eficacia. Es la única manera de conservar la energía.

Si necesitas más tiempo, planifica tus tareas diarias y semanales. Haz una lista de tus actividades principales y reserva tiempo para ti.

Si lo que te falta es energía, cambia tu dieta, asegurándote de tomar suficientes vitaminas. Intenta incluir sesiones de ejercicio en tu rutina diaria, y duerme un poco más.

Estos sencillos consejos te ayudarán a adoptar una actitud más positiva y te aportarán la energía que necesitas para ofrecer a tu ser querido los mejores cuidados posibles.

6. Tus necesidades

Cuando cuidas de alguien, es fácil olvidarte de ti mismo. Te saltas comidas, duermes menos o haces menos ejercicio. Y todo para dedicar más tiempo a cuidar de tu ser querido.

Sin embargo, ten en cuenta que esto tendrá el efecto contrario al que esperas. Te cansarás muchas más veces de lo que piensas y ya no podrás proporcionar unos cuidados buenos y eficaces. Recuerda siempre pensar en ti mismo:

  • Come regularmente
  • Duerme al menos entre 7 y 9 horas cada noche
  • Practica ejercicio con regularidad

Aunque la cantidad y la calidad de los cuidados que deseas ofrecer a tu ser querido son ilimitadas, es importante que no te descuides tú.

Intenta también incluir en tu plan semanal momentos de tiempo libre para dedicarte a ti mismo. Si te cuidas tú, te resultará más fácil cuidar de tu ser querido: controlarás las emociones negativas y evitarás frustraciones; la persona a la que cuidas sentirá tu energía positiva.

7. Sentirse atrapado

Si bien la situación de cada cuidador es única, podrás beneficiarte y obtener consejos de las historias y puntos de vista de otros cuidadores. Conocer por lo que están pasando te ayudará a sentirte menos solo y a desarrollar tus habilidades como cuidador.

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